Les voy a sacar pica a todos y que se me caiga la humildad no más, si lo pasé increíble y hay que recordar los buenos momentos vividos antes de entrar a clases.
Qué condominio más espectacular. Lo pasé muy muy bien. Usé la pedalera, anduve en kayak, nadé en la laguna artificial, tomé piña colada, carrete todas las noches, días soleados al máximo, fuimos al puerto, a restaurantes, al acuario, al pub, al tobogán, a las ferias artesanales, y un día salí con mi primo Seba a carretear camino a Casablanca en casa de “Chago”. Además, me junté con mi amigo Sergio un par de días, nos tomamos sus locas cervezas “tekaté”, cuarteamos como estúpidos y tomamos hasta dar jugo.
Pero todo lo que comienza debe terminar. Y el 12 de febrero de vuelta a Santiago para el 15 irme a Santa Cruz y juntarme con mis amigos de toda la vida. El viernes 16 caí enfermo y el lunes me inyectaron dos ampollas de dipirona porque no me bajó nunca la fiebre. Tenía pus en la garganta y fui al doctor. Ese mismo lunes ya me sentía esplendoroso y al día siguiente salí cara de raja a bacilar con mis amigos, especialmente con Bastián porque me obligó a levantarme de la cama.
Luego de intensas noches de alcoholización en nuestro pub “Plaza de Juegos”, se nos ocurrió irnos a Pichilemu por dos días. Valga la redundancia, dos días antes de partir a la playa, iba a casa de mis abuelos con el pan de cada día con un vuelto de $200. Vi una de esas máquinas de banderas a la que tienes que hacer caer las bolas en unos números para ganar plata y… ¡Le achunté al pozo! Me gané la no despreciable suma de $6.000 (ó 6 lucas) y partimos a la playa.
Llegamos a Pichilemu a las 15:00 hrs. Y a las dos horas después llego mi eterno amigo, compadre y hermano Sergio Hernández, como siempre apañando a todas. Bajamos a la playa, fuimos a la casa de la Cata (la niña que nos hospedó), descansamos un rato y a las 21:00 fuimos al centro en busca de una aventura. Alrededor de las 1, con Camila y Mayra, bajamos todos juntos a la playa “La Puntilla”, llena de neblina. Más bien, llena de humo por la decena de fogatas y los cientos de huevones con ganas de huevear. Nos quedamos hasta las 6 con Bastián (me lo llevé en coma y vuelto loco a acostarse) y me quedé dormido también medio copeteado. En fin, la huevada es que el Negro Cofré y el Pato llegaron a las 11:30 y a las 13:00 estábamos todos en pie para ir a comer al Blue. De vuelta a la casa, y con $200, volví a ganar en las máquinas $1500.
Y se acabó Pichilemu. Y celebramos el fin de vacaciones y la amistad como siempre: con unas chelas y papas fritas en la casa de Juan Esteban (a cargo de su primo Nicolás Castillo) viendo la última noche de festival y a Don Omar haciendo el conteo antes de entrar a estudiar.
3 comentarios:
buena buena estubo genial el viaje a pichilemu realmente increible lo q empezo como nada termino siendo la mejor forma de terminar las vacaciones con bastian cofre patricio sergio juanette y quien les habla nico bueno es de esperar q no sea la ultima vez se tendre q repetir el prox año pero cn 1 minimo de 1 semanita bueno espero q nos veamos pronto en la vendimia
ok good bye
hay que tener plata no más pa hacer durar el viaje una semana po!
jajaja
total la pensión nos salió barata
Pichilemu es muy bueno, y la playa de infiernillo es perfecta.
Un gusto conocerte y ojalá nos veamos pronto.
Francisca "Jaqueline"
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